DESDE NUESTRO CAUTIVERIO
Mucho se ha escrito sobre los efectos de la privación de libertad prolongada en las personas. Y también hemos oído, en demasiadas ocasiones en los últimos años, como determinados privados de libertad gozan de unas condiciones de vida en la cárcel que hacen de estas casi hoteles de cinco estrellas. Lo primero estoy seguro que es cierto, pues es una afirmación basada en la evidencia y que ha sido constatada empíricamente. Lo segundo, sinceramente, me parece más fruto de un desconocimiento total y absurdo de lo que es una cárcel y de lo que es la privación de libertad. Esto último ha sido un debate recurrente casi todos los cursos con mis alumnos. Hemos tenido ocasión de hablar de Vera, de Mario Conde, de Urdangarín (ese vasco asentado en Cataluña que casi se carga la monarquía) y de los políticos en prisión por graves delitos por la sinrazón de una parte del nacionalismo catalán (el nacionalismo, per se , no es ni bueno ni malo, es solo una opción política o social). Todo