EL PLANETA POST COVID: LA NECESIDAD DE PONER PUERTAS AL CAMPO

El confinamiento ha parado el mundo, al menos tal y como hasta ese momento venía moviéndose.

Universidades cerradas, jornadas, seminarios y congresos suspendidos y reuniones que cambiaron su lugar de celebración para hacerse desde casa.

Brecha digital aparte, a la gran mayoría nos pilló a pie cambiado. No estábamos preparados para el teletrabajo. Había que adaptar medios materiales, pero sobre todo cambiar algunos planteamientos personales.

La experiencia no ha salido mal, pero dudo que el teletrabajo haya venido para quedarse, al igual la justicia restaurativa no ha venido para reemplazar los tradicionales sistemas de justicia penal. Ahora el reto es ver cómo integramos esas dos realidades. Pero ese es otro tema.

Lo que hoy me hace sentarme delante del ordenador es reflexionar sobre esa nueva experiencia que el covid nos ha traído: las webinar. Ha sido un gran descubrimiento (su uso antes era más bien reducido) que ha permitido que el mundo académico y profesional no se haya detenido. En estos meses he visitado Chile, Ecuador, México, Perú, Bolivia, Colombia, Argentina y Costa Rica (seguro que me dejo algún país). He podido interactuar con amigos que llevaba años sin ver: compartir, recordar, aportar, recibir, vivir.

La experiencia ha sido extraordinariamente gratificante, al tiempo que estresante. Nunca he tenido una agenda tan llena de actividades, ni he trasnochado tanto en días laborables. Querer estar en todos los sitios es lo que tiene y cuando las diferencias horarias son grandes, todo lo que pasa en horario del otro lado del océano en España lo vivimos en ocasiones de madrugada.

Ahora la vida en España ha vuelto en parte a la normalidad, la nueva como el Gobierno la ha definido. Pero junto a recuperar lo que teníamos nos resistimos a perder lo que hemos incorporado y las webinar siguen prodigándose sin orden ni concierto, haciendo que mi agenda sea un 24/7. Ahora me toca a mí seleccionar, aunque difícilmente seré capaz de rechazar una buena invitación (y todas lo son).

Espero que seamos capaces de crear una red ordenada y todos lo que de una manera u otra trabajamos en post de un justicia juvenil con enfoque restaurativo podamos crear un espacio fijo donde conversar, en lugar de tantos espacios como ahora hay.  Solo hace falta que alguien con capacidad de liderazgo ponga las bases para aglutinar a todos: administraciones, universidades, organizaciones no gubernamentales…

Una red abierta que sume voluntades, que cree, organice y gestione un punto de encuentro, donde un día al mes podamos hablar de justicia juvenil.

Y creo que el candidato mejor posicionado para crear esa Red Iberoamericana de Justicia Juvenil Restaurativa no puede ser otro que el Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente (ILANUD).

Esa es mi propuesta.

 

 


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